El
21 de septiembre del año 521, Gregorio I ofreció misa en la Basílica de San
Clemente de Roma. Fiel a su costumbre inició su homilía, pero en esta ocasión
tomó el personaje de María Magdalena para ejemplificar el perdón y, en una
profunda eiségesis, unió distintos pasajes y personas cambiando así la figura
de una importante mujer en los evangelios, señala Gregorio I: «Ella, a quien
Lucas llama mujer pecadora, a quien Juan llama María, creemos que es la María
de la que fueron expulsados siete demonios, según nos cuenta Marcos. ¿Y qué
significaban estos siete demonios sino los vicios?... está claro hermanos, que
la mujer usó previamente el ungüento para perfumar su cuerpo en actos
prohibidos. Eso que antes desplegaba de la manera más escandalosa es lo que
ahora ofrece a Dios de la manera más admirable… Ella se había tenido para todo deleite,
pero ahora se inmola a sí misma». Pero no fue Gregorio Magno el único
responsable. Algunos autores la han asociado con una mujer mencionada en el
segundo siglo en el Talmud y llamada “Miriam Megaddlela”, que significa María
con el cabello trenzado. “En la comunidad judía ese título se adjudicaba a una
mujer de mala reputación, una adúltera o una prostituta”.
Desde
ahí en adelante la figura María Magdalena cambió radicalmente.
a) Su procedencia: oriunda de Magdala o región de Magadán (Mt 15,39) situada al borde del lago de Galilea, al norte de Tiberias y al sur de Capernaum.
b) Que de ella habían salido 7 demonios (Lc 8,2).
c) Que estaba íntimamente ligada al ministerio itinerante de Jesús y está presente en su muerte sepultura (Mc 15,40-41).
d) Es testigo del resucitado y es enviada a proclamar tal evento (Mc 16,1-8).
Ahora
bien, en Marcos tenemos la escena de una mujer que llega a ungir el cuerpo de
Jesús (14,3-9). El autor no nos da su nombre, el evangelio de Juan la
identifica como María de Betania, la hermana de Lázaro. Pero Juan (12,1-8) sitúa
la escena en casa de Lázaro, mientras que Marcos y Mateo (cf. Mt 26,6-13) en
casa de Simón el Leproso. El relato de Juan se parece un poco al que hay en
Lucas (7,36-38). En opinión del exégeta Raymond Brown, tenemos en los relatos
dos episodios que en el tiempo se confundieron y mezclaron. En Juan hay una
intención teológica, pero también; la “situación actual del relato de Lázaro es
secundaria, por lo que sospechamos que la mención de Lázaro y Marta es un
intento redaccional de unir los caps. 11 y 12 (R. Brown. El Evangelio según
Juan, p. 781). Entonces, y en base a lo indicado; Marcos reproduciría de mejor
forma la fuente común que hay entre ambos. A pesar de estas discrepancias, la
escena tiene en Marcos características muy íntimas. Nótese que la traducción de
la Biblia de Jerusalén, después de los celos manifestados dice en el 14,6: “Ha
hecho una buena obra en mi” (la Biblia Textual dice: Buena obra ha hecho
conmigo), la misma traducción se advierte en el Nuevo Testamento Interlineal de
Elsa Tamez. En el texto griego dice: καλὸν ἔργον ἠργάσατο ἐν ἐμοί. De esta
lectura, importante es el vocablo καλὸν que se traduce por “bueno” pero que
tiene un sentido más profundo, en efecto; para los griegos había dos términos
que siempre se daban unidos: καλὸν y ἀγαθός. El último tiene que ver con el
bien en sentido moral; y puede ser traducido como “bueno”, mientras que el
primero alude más a la belleza; se refiere “a lo en sí mismo valioso”. En
función de esto, podemos decir que la obra hecha por la ignota es valiosa en sí
misma para Jesús. La traducción de la NVI dice: “Ella ha hecho una obra hermosa
conmigo”, esta traducción se apegaría más al sentido del acto, ya que “una obra
de amor no es simplemente buena sino hermosa, y de eso se trata el amor” (R.
Dri). Esta mujer compra un perfume “muy costoso” (BTX), invierte para alguien
que es “valioso” para ella, ¿es su amado? Las palabras de Jesús reflejan un
tono emotivo, que induce a reflexionar sobre cómo percibe este colectivo la
relación de la mujer con Jesús, en contraste con la relación que establecen
ellos.
A
pesar de no tener un nombre para esta mujer que invierte una buena suma en un
perfume de nardo; lo mejor no para un hombre cualquiera; podemos decir que ella
siente “algo más por él”. A pesar de que
por algunos textos gnósticos de Nag Hamadí se sugiera una relación entre María
Magdalena y Jesús, el matrimonio físico para ellos es obra de los espíritus
impuros y sólo tiene el deseo de que siga subsistiendo el mundo, la materia, lo
cual no es deseable (Biblioteca de Nag Hammadi, II 36). Entonces, ¿podemos
identificar a esta mujer con María Magdalena? En base a estos relatos gnósticos
no. Según A. Piñero, “cualquiera que vea en estos textos gnósticos una alusión
a lo que se denomina técnicamente hierós gamos, "matrimonio sagrado" está
viendo demasiado”. Sin embargo, y en contra del erudito profesor, no se está
viendo un “matrimonio sagrado” sino una relación estrecha y carnal entre un
hombre y una mujer. Es muy probable que entre Jesús y María hubiese algo mas
que un discipulado. En la escena de resurrección de Jn 20,11-18, hay elementos
significativos: La Magdalena busca desconsoladamente el cuerpo de Jesús ¿por
qué? ¿hay aquí una muestra de amor ardiente? Por otro lado, después de ser nombrada
y reconocer a su maestro, se abalanza sobre él. Jesús le dice: “Deja de
tocarme” (BJ), “no me retengas” (BTX) (μή μου ἅπτου). Aquí es significativo el
vocablo ἅπτου que está en imperativo y que es un hápax legomena, Zerwick &
Grosvenor nos dicen que significa agarrar, tocar algo, y en sentido durativo
agarrarse bien (Análisis Gramatical del Griego del NT, p. 408). Pero también es
el mismo vocablo que se usa para abrazar, ¿es el abrazo de dos amantes? Ella
abrazaba a su maestro, las palabras de Jesús no son de recriminación, sino de
reconocimiento y de comisión. Cosas importantes que destacar son que ella
siempre figura primero en las listas de Marcos (15,40; 47; 16,1), signo claro
de su importancia, ella está presente en el momento más oscuro de Jesús; por lo
general, en todo momento triste, siempre la familia o lo más íntimos están ahí.
A ella se le aparece primero Jesús, lo que la convierte en Apóstol de
Apóstoles, la persona que Jesús escoge para llevar el mensaje de su regreso a
la vida.
María
Magdalena es ejemplo de servicio. Su puesto está por encima del círculo más
cercano de Jesús. Si era esposa de él, el Nuevo Testamento no lo dice, así como
tampoco menciona la esposa de Pedro. Si tenemos en cuenta el contexto patriarcal
en que se desarrollaron los escritos del Nuevo Testamento, es obvio ese
silencio. Pero los textos indican que posiblemente Jesús y María de Magdala
eran más que amigos.